Cuando creamos expectativas sobre algo, o sobre alguien, y las cosas no salen como esperábamos, es bastante malo, ¿verdad? ¿Cuántas veces te ha pasado esto? Podemos sentirnos tristes, desanimados, decepcionados o incluso enojados. Es un verdadero cúmulo de emociones. Y, dependiendo de lo alta que fuera esa expectativa, el resultado puede ser un gran dolor emocional. Por eso hemos reunido aquí algunas reflexiones sobre este tema, y esperamos que te ayuden a lidiar con las frustraciones y a darte cuenta de lo importantes que son para nuestro crecimiento.
Se asegura que más de la mitad de las personas está frustrada con su trabajo.
Una buena manera de empezar a hablar sobre la frustración es hablar sobre su significado. De manera resumida y simple, la frustración es una idealización, una expectativa que creamos o esperamos y que no se cumple como nos gustaría.
Para la psicología, la frustración es un sentimiento común a todo ser humano, como una respuesta emocional a la oposición, generalmente acompañada de sentimientos como desánimo, decepción, enojo y tristeza.
Aquí, es importante resaltar lo siguiente: cuando hablamos de frustración, necesitamos diferenciar entre las pequeñas frustraciones y las grandes frustraciones. ¿Confuso? ¡Vamos a aclarar!
¿Sabes cuando tienes ganas de comer un helado, vas al supermercado o a la tienda de la esquina y no encuentras el sabor que querías? Eso probablemente te dejará frustrado, pero será algo pequeño, pasajero, normal incluso. Después de todo, ¿no salió como pensabas que sería, verdad?
Vamos a hablar un poco sobre las grandes o profundas frustraciones que sentimos en la vida; los planes que hacemos, el esfuerzo que demandamos y las respuestas no siempre positivas que obtenemos, y cuánto puede afectar a nuestro estado emocional.
Edad adulta
Si has llegado a la edad adulta, seguramente has enfrentado diferentes tipos de frustraciones. Ya sea en una relación amorosa, familiar, de amistad, un embarazo que no se dio, una promoción laboral que no llegó, un viaje interrumpido, en fin, podríamos dar innumerables ejemplos aquí. Lamentablemente, estas situaciones estarán presentes en nuestra vida y fuera de nuestro control. Por eso, es muy importante que aprendamos a lidiar con ellas.
Seguramente has escuchado lo siguiente: “las personas necesitan pasar por frustraciones para evolucionar”. Es el pensamiento de que necesitamos sufrir para valorar algo, ¿sabes? Debemos tener cuidado con frases como éstas Pueden ser tendenciosas y, dependiendo del contexto, pueden ser equivocadas.
Prefiero más el punto de vista de que las frustraciones pueden contener excelentes enseñanzas para nuestra experiencia y nuestro crecimiento. ¿Significa esto que debemos vivir en el sufrimiento? No. ¿Significa entonces que debemos evitar el sufrimiento a toda costa? Tampoco.
Solo significa que la sobreprotección contra algo que es natural en la vida, nuestras frustraciones, podría perjudicar el efecto positivo de evolución que este sentimiento complejo nos brinda.
¿Podemos hablar de una manera más fácil y resumida? La frustración no necesita ser buscada o forzada, pero cuando aparezca en nuestra vida, necesita ser tratada de la mejor manera.
Las experiencias incómodas son inevitables en nuestra vida. Pero la forma en que las enfrentamos puede ayudarnos. No podemos creer que somos casos perdidos, que los conflictos y las dificultades de la vida serán para siempre. Necesitamos ver la frustración como algo pasajero y que, sí, podemos convertirla en algo bueno.
¿Por qué nos sentimos frustrados?
Como ya mencionamos, la frustración tiene su origen en los sentimientos de inseguridad e incertidumbre después de una experiencia en la que no obtuvimos éxito.
¿Y qué quiero decir con “miramos” u “observamos” la frustración? Estas palabras pueden parecer subjetivas, pero la intención es analizar lo que realmente estamos sintiendo cuando usamos esta definición.
La frustración, que es un sustantivo femenino, a menudo se utiliza como un adjetivo generalista. ¿Has notado eso? Las personas que no están contentas con su trabajo, con los estudios, con las relaciones, con los planes de vida u otras razones, son descritas como personas frustradas.
Cuando escuchamos estas quejas, podemos entender lo que significan, lo que nosotros o la persona está enfrentando. Sin embargo, necesitamos nombrar los sentimientos y emociones detrás de cada una de estas situaciones.
Por ejemplo, ¿qué significa estar frustrado con las relaciones amorosas? ¿Sería un sentimiento de soledad? ¿Sería el miedo a no ser amado a cambio? ¿Sería un sabotaje inconsciente relacionado con la autoestima?
¿Has notado cómo sumergirse más en las quejas puede ampliar la visión sobre la situación? Esto podría hacerse con todos los ejemplos citados.
Por supuesto, podrías preguntar: ¿por qué es importante esto? ¿No es suficiente hablar de manera general para entender?
Vuelvo a lo que dijimos al principio: si es algo pequeño, sin mucho peso, no hay problema en usar definiciones más generalistas. Sin embargo, si es una situación más profunda, vale la pena tomar la lupa y mirar más detenidamente.
¿Qué significa Tolerancia a la Frustración?
Tolerancia a la frustración significa que necesitamos aprender a lidiar con recompensas a largo plazo y administrar el conflicto interno del “querer vs deber”.
La mayoría de nuestros grandes sueños en la vida no suceden de la noche a la mañana. Requieren planificación, esfuerzo y paciencia. El deseo de tomar algo refrescante se puede resolver fácilmente yendo a la panadería, a una tienda de conveniencia o al mercado. Sin embargo, lograr el cuerpo que queremos en el gimnasio llevará mucho más tiempo. ¿Entiendes lo que quiero decir?
Debido a que nuestros planes y sueños más grandes requieren un camino más largo, hay grandes posibilidades de que haya obstáculos e imprevistos en ellos. Y aquí entra una de las simples y grandes lecciones sobre nuestras dificultades de tolerancia y nuestra fácil renuncia ante las adversidades: la recompensa no será inmediata.
Cada vez que lo que debes hacer entra en conflicto con lo que quieres hacer, y eliges lo que debes hacer, estás aumentando tu tolerancia a la frustración.
Con el paso de la vida y la madurez, vamos ganando más paciencia y recursos para enfrentar situaciones desagradables y entender que siempre estarán presentes y que no necesitamos sufrir tanto por ellas, ya que tienden a ser pasajeras.
Otro punto importante es sobre nuestro prójimo. Generalmente, nuestra frustración con el otro está relacionada con una expectativa que tenemos. Pero, esa expectativa es nuestra y no del otro. Parece obvio, ¿verdad? ¿Qué quiero decir con esto? Necesitamos tener más conciencia sobre lo que es nuestro, sean los dolores, faltas o expectativas, y no descargar todo en nuestro prójimo. Esto será otro paso en el autoanálisis y en la madurez.
¿Qué te parece reflexionar un poco para entender cómo está tu tolerancia a la frustración? Aquí tienes algunos puntos importantes para observar:
- Suelo posponer tareas con frecuencia.
- Abandono las cosas inmediatamente cuando enfrento obstáculos.
- Siempre quiero una gratificación inmediata.
- Siento incomodidad cuando una situación tarda más de lo esperado.
- Tengo dificultad para profundizar relaciones (pérdida de la ganancia inmediata y de las nuevas experiencias).
Es importante resaltar que la baja tolerancia a la frustración no es un indicio de enfermedad, trastorno o algo extremadamente grave. Es un estado de tu vida. Y, en caso de que te resulte difícil manejarlo, existen profesionales de la salud que pueden ayudarte.
¿Crear expectativas es equivocado?
Jamás. Por el contrario, es saludable crear expectativas, dirigir nuestra energía hacia situaciones que queremos que ocurran y hacer algo al respecto. Las expectativas nos ayudan a construir nuestras metas, objetivos, planes y direcciones. Sin embargo, aquí va una palabra mágica, con EQUILIBRIO. O, si prefieres, con FLEXIBILIDAD.
Cuando visualizamos el futuro que queremos, a corto, mediano o largo plazo, esto nos impulsa a alcanzar esos objetivos, y eso es muy bueno y saludable.
La gran cuestión aquí es tener equilibrio -o flexibilidad- al saber que todo nuestro plan puede no salir como pensamos. La vida está compuesta de variables y esto puede cambiar el rumbo de todo. Por más molesto que sea -y lo es-, es importante tener tolerancia.
Y puedes confesar aquí para mí (aprovecha que nadie está mirando): ¿los resultados de algunos de estos planes que no salieron como planeamos fueron mejores que los originales? ¿Acerté?
Para finalizar este fragmento, aquí va una advertencia sobre el otro lado de la moneda. Ten cuidado con frases o recomendaciones como: “si haces todo bien, al final, todo saldrá bien”, o aún: “la recompensa por tu esfuerzo llegará”.
Claro que las intenciones pueden ser buenas. Y, de hecho, necesitamos hacer nuestra parte. Sin embargo, estas frases, por más simples que parezcan, son muy complejas, ya que los resultados de nuestros planes dependen de una serie de factores, y entre los diversos caminos que seguimos, algunos pueden resultar en frustración. Después de todo, tenemos poco control sobre las cosas, y la historia de una persona es diferente de la de otra.
Las expectativas deben ser realistas y deben estar alineadas con el esfuerzo que estás haciendo por eso o por esa persona.
Reacciones comunes a la frustración
Existen 3 comportamientos característicos y comunes en las personas que enfrentan momentos de frustración:
- Compensación: cuando la persona utiliza otros medios, conscientes o inconscientes, para intentar satisfacer la falta dejada por la frustración, generalmente utilizando métodos poco saludables, como por ejemplo: comer, jugar o gastar.
- Escape: debido a la dificultad para lidiar con la situación, la persona se alejará al máximo de lo que le causó malestar, perdiendo la oportunidad de transformar esa frustración en una experiencia de aprendizaje.
- Evitación: la persona evitará al máximo situaciones similares a las que le causaron frustración, comenzando a vivir con nuevos miedos y temores.
¿Qué hacer para lidiar con la frustración?
Resiliencia y tolerancia son dos términos que pueden ayudarnos a guiar este complejo sentimiento que, por más claro que sea en su propia definición, puede traer contenidos extremadamente arraigados y enraizados.
En el momento en que estamos experimentando una frustración, podemos consumirnos y cegarnos momentáneamente frente a la situación. Sin embargo, es importante tomar cierta distancia de lo que nos frustró para tener una mejor visión sobre lo ocurrido. Normalmente, cuando nos alejamos de algo que estamos viendo muy de cerca, podemos tener una visión más amplia, un panorama general, más completo.
Así como ya hablamos aquí, la frustración también tiene una función positiva en nuestra vida, a pesar de ser una experiencia desagradable. Es de vital importancia para el crecimiento y desarrollo humano.
Cuando somos pequeños, gran parte de nuestra frustración viene con los límites que nos han impuesto. ¿Y qué bien, verdad? Imagina el caos que sería nuestra vida si no tuviéramos estos límites.
Con el paso del tiempo, la forma en que lidiamos con la frustración será determinante para nuestra construcción psicológica, desde la infancia hasta la edad adulta. Esto nos ayuda a obtener apoyo emocional en nuestra capacidad de adaptación, en nuestra flexibilidad con las adversidades y en nuestra empatía hacia el prójimo.
Necesitamos aprender a aceptar que momentos frustrantes vendrán. No significa simplemente aceptar las cosas de manera pasiva. Significa entender que momentos inesperados podrán afectarnos negativamente. Sin embargo, es necesario entender que este es solo un momento de tu vida, y su impacto no puede ser mayor que nuestra capacidad de hacer frente al problema.
Después de todo, no todo es nuestra responsabilidad, no todo saldrá bien y no todo depende de nosotros.
Pensar de esta manera mostrará madurez, ya sea en lo simple o en lo complejo. Ganaremos más conciencia y conocimiento sobre nosotros mismos y sobre nuestro manejo y actuación. Necesitamos estar abiertos a los imprevistos de la vida, sin que acaben con nosotros. Ver las cosas más como realidad, y no como quisiéramos que fueran.
Sepa que eres un ser humano imperfecto, conviviendo con personas imperfectas. Todos cometemos errores. Todos creamos expectativas. Y todos nos frustramos, así como todos fallamos.
En caso de que estés siendo muy crítico contigo mismo y poniendo en duda tu autoestima, ve con calma, sé justo contigo. Usa tu dolor, usa tu crisis, usa tus fallas no con el peso de la penalización, sino con la posibilidad de cambio.
¿Quieres hablar con alguien sobre esto? Estamos para escucharte.
¡Estamos aquí para escucharte!
Conclusión:
La frustración es parte de la experiencia humana, resultante del desajuste entre las expectativas y la realidad. Es común sentir desánimo, enojo y tristeza en estas situaciones. En la vida adulta enfrentamos frustraciones pequeñas y grandes, como relaciones, trabajo y metas no alcanzadas. Es importante aprender a lidiar con ellas, ya que pueden traer aprendizajes y crecimiento.
La tolerancia a la frustración es esencial, ya que muchos objetivos requieren esfuerzo y tiempo para lograrse. Crear expectativas es saludable, siempre y cuando haya equilibrio y flexibilidad para manejar posibles cambios de planes. Reaccionar ante la frustración con compensación, evasión o evitación puede ser perjudicial; es importante desarrollar resiliencia y tolerancia.
Aceptar que no todo está bajo nuestro control y que fallar es parte de la vida nos ayuda a manejar mejor la frustración. El aprendizaje de los errores es fundamental para enfrentar estos momentos difíciles.