Siempre es mejor vivir

24/09/2020

Condensado por Zuli Crespo, CPTLN Panamá, del folleto “Siempre es mejor vivir” de Lutheran Hour Ministries.

Según la Organización Mundial de la Salud, casi 1 millón de personas mueren cada año por suicidio, causa principal de muerte en personas de 15 a 29 años de edad. El suicidio no distingue raza, credo o nivel social, lo que nos permite ver que detrás de esto existen personas que desean terminar con el dolor y la angustia que sienten ante problemas que aparentan no tener solución, llevándolas a la desesperación y a creer que a nadie le importa lo que les sucede.

Al carecer del afecto sincero de otros, pueden perder el deseo de vivir, pues les aterra la idea de continuar solos y sin apoyo. Es cierto que la vida tiene sus tormentas, algunas veces recobramos fuerzas, sin embargo, otras veces nos resignamos, imaginando hasta que Dios nos ha abandonado. Pero eso nunca vá a pasar. Dios nunca nos abandona.

Como miembros de la sociedad en que nos ha tocado vivir, estamos llamados a trabajar juntos para prevenir el suicidio, a ser mensajeros de paz y de consuelo, a ser ese familiar o ese amigo amoroso que tantas personas en soledad necesitan para re-encontrar el deseo de vivir. Es hora de solidarizarnos los unos con los otros a fin de sentir mutuamente nuestras dolencias y poder compartir más amor y esperanza, siendo imitadores de la ternura y compasión de Jesús hacia los que sufren y están en situaciones de vulnerabilidad.

En medio de tanta angustia, lo que menos imaginamos es que Dios sí está presente ofreciéndonos su brazo fuerte, pues su mayor anhelo es que tengamos una vida de paz y crecimiento. Y aunque cierto es que los problemas no dejarán de aparecer, contamos con su ayuda para superarlos.  Dios atiende nuestro miedo, angustia, depresión o apatía; se preocupa por el que llora, el que siente dolor, frustración o desesperación. Y ese consuelo nos anima a seguir viviendo.

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