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Ellos entran, salen, corren, saltan, suben, bajan, siempre están en movimiento, interrumpen, preguntan, se meten, hacen ruidos, suspiran, mueven mucho las manos o los pies, pasan mucho tiempo buscando, armando y luego vemos que aún no han comenzado a hacer lo que se han propuesto. Muchas veces esto produce incomodidad y es tomado como mala conducta, desobediencia o hasta como una burla de su parte. Otras veces simplemente están quietos, callados, con la mirada fija o perdida, y cuando deben responder o actuar, parecen haberse perdido de todo lo que ha pasado, simplemente no se enteraron de lo que sucedió. Generalmente en estos casos estamos hablando de Trastorno por Déficit de atención.

¿Sientes que tu hijo/a se asemeja a esta descripción?

¿Piensan que esto es normal y que va a pasar o es algo que te preocupa?

¿Encuentras formas de poner límites a este tipo de situaciones o sientes que nada de lo que haces da resultado para ayudarlo a adaptarse en sus conductas?

Hablemos de esto.

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Es muy desobediente, parece que no escuchara, se me iguala, me desafía.

Incluso cuando mira su programa favorito en la TV no se queda quieto, salta, sube y baja del sillón y está en movimiento constante mientras lo mira.

En Argentina tiene una prevalencia de alrededor del 4% y a nivel mundial del 4% al 7% en niños, niñas y adolescentes (mayo 2022).

ATENCIÓN:
Este texto busca traer solo algunas orientaciones e información sobre el TDAH y el TDAH. Busca siempre un profesional de la salud (médico, psicólogo, psiquiatra, psicopedagogo, entre otros) para orientarte en diagnósticos y tratamientos.

El trastorno por déficit de atención es una dificultad compleja, porque define una alteración en la función atencional, en la mayoría de los casos acompañada por hiperactividad e impulsividad, generando una desorganización conductual y cognitiva. No necesariamente está asociada con un CI bajo e incluso este puede ser normal o superior. No obstante, por sus características y consecuencias, pertenece al grupo de los trastornos de aprendizaje.

Desde hace ya varios años y, especialmente durante los últimos, el TDA se ha ido conociendo cada vez más; y salvando las barreras de la sobrediagnosticación y teniendo en cuenta los datos científicos, hoy se sabe que entre el 4 y el 7% de los niños edad escolar padece TDA, con o sin hiperactividad, varios diagnosticados tardíamente. Las investigaciones científicas desplegadas por la Psiquiatría y las Neurociencias han diferenciado entre:

TDA (Trastorno por Déficit de Atención)

TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad)

Es decir, que hay un subtipo de TDA sin hiperactividad y otro subtipo de TDA con hiperactividad, que es el más frecuente.


El primero, Trastorno por Déficit de Atención sin hiperactividad (menos común) se caracteriza por pasividad, lentitud, somnolencia, falta de vitalidad y energía; algunos los llaman los soñadores, tienen problemas para regular es estado de alerta y focalizar la atención, viven como abstraídos, presentando un índice de inatención alto. Muchas veces se los confunde con niños “vagos” y es más difícil de diagnosticar e incluso se tarda mucho más en hacerlo o llevarlos a la consulta que en los casos en los que aparece la hiperactividad.

El segundo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad se caracteriza por la presencia del déficit atencional en comorbilidad con síntomas de hiperactividad e impulsividad. El niño/persona con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, generalmente se caracteriza por presentar dificultades en las funciones ejecutivas, la regulación emocional y en la motivación, de ahí la importancia de concientizar sobre un trastorno que afecta a grandes y chicos. El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo y sus síntomas centrales son:

  • Falta de atención: Los niños con falta de atención (que se distraen con facilidad) tienen problemas para centrar su atención, concentrarse y mantenerse enfocados en una tarea. Tal vez no escuchen bien las instrucciones, se pierdan detalles importantes y no acaben lo que empiezan.  Es posible que sueñen despiertos o que pierdan el tiempo. Pueden parecer distraídos u olvidadizos y no recordar dónde dejan sus cosas.
  • Hiperactividad: Los niños hiperactivos son inquietos, movidos y se aburren con facilidad. Pueden tener dificultades para sentarse quietos o permanecer callados cuando es necesario. Es posible que hagan las cosas a toda prisa y que cometan errores por descuido. Pueden trepar, saltar o armar mucho alboroto cuando no deberían hacerlo. Sin querer, se pueden comportar de formas que molestan a los demás.
  • Impulsividad: Los niños impulsivos actúan demasiado deprisa y antes de pensar. Con frecuencia interrumpen, empujan o chocan con otras personas y tienen dificultades para esperar. Es posible que hagan cosas sin pedir permiso, usen cosas que no les pertenecen o actúen de forma arriesgada. Pueden tener reacciones emocionales que parecen demasiado intensas para la situación.

A veces, los padres y los profesores perciben síntomas de TDAH cuando el niño es muy pequeño. Pero es normal que los niños pequeños sean fáciles de distraer, inquietos, impacientes o impulsivos; estas características no siempre indican que un niño tiene un TDAH.

La atención, la actividad y el autocontrol se van desarrollando poco a poco a medida que los niños se van haciendo mayores. Los niños aprenden estas habilidades con la ayuda de sus padres y profesores. Pero algunos niños no mejoran mucho en aspectos como prestar atención, calmarse, escuchar o esperar. Cuando estas características continúan y empiezan a causar problemas en la escuela, en casa o con los amigos, es posible que se trate de un TDAH.

Busca siempre la orientación de un profesional de la salud para orientarte en diagnósticos y tratamientos.


¿Cuales son las causas del TDAH?

No está claro qué es lo que causa las diferencias propias del TDAH en el cerebro. Existen pruebas claras de que el TDAH casi siempre es hereditario. Muchos niños con TDAH tienen un padre o un pariente con TDAH. Los niños también son más proclives a tener un TDAH cuando nacen antes de tiempo, se exponen a toxinas ambientales o sus madres consumen drogas durante el embarazo.

El TDAH no se debe a que el niño pase demasiado tiempo delante de pantallas, a una mala educación en casa o a que coman demasiado azúcar.

¿Cómo se diagnostica el TDAH?

Entre los 2 y los 4 años, la hiperactividad se puede considerar normal; a partir de los 5 años, la acentuación de este comportamiento requerirá de una consulta al especialista. La hiperactividad es una descarga motora ante situaciones que, por lo general, le generan al niño ansiedad, angustia o inseguridad.

Si tiene la sospecha de que su hijo puede tener TDAH, programe una cita con el médico de su hijo o concurra a un profesional psicopedagogo/a. Generalmente se realiza una revisión que incluye la evaluación de la vista y del oído, para estar seguro de que no haya otra afección que le pueda estar causando los síntomas.

Para diagnosticar un TDAH, los profesionales empiezan haciendo preguntas sobre la salud, el comportamiento y la actividad del niño. Hablan con los padres y con sus pacientes sobre las cosas que han notado. Generalmente un diagnóstico de este tipo no puede cerrarse antes de los 5 años, ya que muchas de las características enunciadas hasta esa edad pueden llegar a ser normales y empezar a ceder. Es posible que le pidan que complete cuestionarios o listas de verificación sobre el comportamiento de su hijo y se le pida que también facilite cuestionarios a sus profesores.

Después de reunir esta información, los médicos diagnosticarán un TDAH si:

  • Los problemas de un niño para prestar atención, su hiperactividad o su impulsividad superan lo habitual para su edad.
  • Los comportamientos han estado presentes desde que el niño era pequeño.
  • Afectan al niño tanto en la escuela como en casa.
  • La revisión médica muestra que estas dificultades no se deben a otro problema de salud ni a un trastorno del aprendizaje.
  • Muchos niños con TDAH también tienen problemas de aprendizaje, conductas oposicionistas y desafiantes, problemas de ansiedad o del estado de ánimo. Los profesionales suelen tratarlos junto con el TDAH.

De acuerdo al diagnóstico y sus características los tratamientos pueden incluir uno o más profesionales como ser: neurólogo, psicopedagogo, psicólogo, psiquiatra.

¿Cómo se trata el TDAH?

El tratamiento del TDAH suele incluir lo siguiente:

  • Medicamentos: Se trata de fármacos que activan la capacidad del cerebro para prestar atención, calmarse y usar más el autocontrol.
  • Terapia conductual: Los terapeutas pueden ayudar a los niños a desarrollar las habilidades sociales, emocionales y de planificación que tienen poco desarrolladas debido al TDAH.
  • Asesoramiento y formación de los padres: Los padres aprenden mejores maneras de responder a los problemas de comportamiento que forman parte del TDAH.
  • Apoyo en la escuela: Los maestros pueden ayudar a los niños con TDAH para que rindan y disfruten más de la escuela

El tratamiento adecuado ayuda a mejorar el TDAH. Los padres y los maestros pueden enseñar a los niños más pequeños a controlar mejor su atención, su comportamiento y sus emociones. A medida que crezcan, los niños deberían aprender a mejorar su atención y su autocontrol.

Cuando el TDAH no se trata, a los niños les resulta difícil salir adelante. Esto puede derivar en una baja autoestima, depresión, comportamiento oposicionista, fracaso escolar, conductas de riesgo y/o conflictos familiares.

¿Cómo pueden ayudar los padres?

Si a su hijo le diagnostican un TDAH:

  • Aceptación: Es el primer paso para ayudar a su hijo a salir adelante. Si hay un diagnóstico suele tomar tiempo la aceptación de la nueva realidad, pero es de vital importancia para todo lo que viene después.
  • Involucrarse: Aprenda todo lo posible sobre el TDAH. Siga el tratamiento que le recomiende el profesional de la salud que atiende a hijo. Acuda con él a todas las visitas médicas y de terapia que tenga programadas.
  • Darle los medicamentos con seguridad: Si su hijo está tomando medicamentos para el TDAH, déselos siempre en el horario y las dosis recomendadas. Conserve los medicamentos en un lugar seguro.
  • Trabajar con la escuela de su hijo: Reúnase frecuentemente con los profesores de su hijo para averiguar cómo le está yendo en la escuela.  Trabajen juntos para ayudar a su hijo a rendir en la escuela. Es muy importante que los profesionales a cargo también puedan vincularse con la institución acercando informes y orientaciones específicas de trabajo con el estudiante.
  • Eduque a su hijo con resolución y con cariño: Aprenda qué enfoques educativos son los mejores para los niños con TDAH; y cuáles pueden empeorar el TDAH. Hable de forma abierta y alentadora sobre el TDAH con su hijo. Céntrese en los puntos fuertes y en las cualidades positivas de su hijo.
  • Conéctese con otras personas para recibir apoyo y conocimientos: Únase a un grupo de apoyo, para obtener novedades sobre tratamientos y otra información relacionada con el TDAH.

Finalmente es importante hablar del pronóstico que tiene el TDAH, y es bueno resaltar que, con pautas de conducta y ayuda externa para ir ordenándose con acompañamiento familiar, como así también respetando su diversidad y promoviendo sus capacidades y potencialidades, el niño/a puede llegar a hacer aquello que le guste y se proponga a lo largo de su vida.

Por este motivo se citan a continuación casos de personajes famosos con diagnóstico de TDAH:

  • Steve Jobs, cofundador de Apple.
  • Michael Jordan, mítico jugador de la NBA.
  • Michael Phelps, nadador medallista Olímpico.
  • Jim Carrey, actor
  • Will Smith, actor
  • Sylvester Stallone, actor
  • Leonardo Da Vinci, pintor
  • Albert Einstein, científico

Con esto no queremos decir que la persona con esta condición “será o estará destinada a ser exitosa o famosa”, simplemente queremos ejemplificar en casos concretos que con ayuda y orientación es posible avanzar positivamente para toda persona con TDAH.

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¿Y QUÉ MÁS?

El TDA/H es el trastorno neurocomportamental de la infancia más común y se encuentra entre las condiciones de mayor prevalencia entre los niños en edad escolar, aunque la condición continuará, como mínimo, en el 70% de los casos en la adolescencia, y en un 50% en la vida adulta. El núcleo de síntomas incluye inatención, hiperactividad e impulsividad. Como consecuencia de estos síntomas, los niños pueden sufrir problemas funcionales significativos en la escuela; bajo rendimiento académico, déficit en la regulación de sus estados emocionales; también problemas interpersonales, tanto en el plano familiar (padres, hermanos), como en el social (grupo de pares) y baja autoestima.

Los tres grupos sintomáticos no necesariamente tienen que presentarse todos en forma conjunta; por eso el diagnóstico reconoce un tipo predominantemente hiperactivo y tipo combinado. Los pediatras se encuentran entre los primeros profesionales que son requeridos por los padres y maestros para evaluar al niño con TDAH. Un reconocimiento temprano de la condición, seguida de un adecuado asesoramiento puede modificar exitosamente el desarrollo psicosocial y emocional del niño/a con TDAH.

Finalmente es importante resaltar que el déficit atencional (fuera de los diagnósticos explicados), está apareciendo cada vez con más frecuencia en niños y adultos. El desmesurado ritmo de vida, la alta exposición a las pantallas, la falta de calma, de ritmos, de organización y cierta disciplina en la realización de actividades sin mediar explicaciones a los niños desde muy pequeños, han dado como resultado cada vez mayores dificultades en torno a esto. La falta de contacto visual, de prestar atención a nuestros hijos y afectos cuando nos hablan, entretenidos con pantallas que absorben nuestro tiempo y atención, desembocan en déficit atencionales con indicadores cada vez más alto, por lo cual es de suma importancia empezar a abordar esta temática como prevención para problemas que se volverán cada vez mas comunes en la vida cotidiana.

Dice un prestigioso pedagogo y ensayista español, Gregorio Luri, Doctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona: “La capacidad de una persona para moverse de manera inteligente en la sociedad de la información, va a depender de su capacidad atencional.” Fragmento de video: YouTube – Aprendemos Juntos “Hay que educar la atención de nuestros hijos”. Gregorio Luri.

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